Martes, 9 de diciembre Entendamos el Futuro Como Algo Ya Pasado

Texto Bíblico: Lucas 1:68-79

68 «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo. 69Nos envió un poderoso Salvador en la casa de David su siervo 70 (como lo prometió en el pasado por medio de sus santos profetas), 71 para liberarnos de nuestros enemigos y del poder de todos los que nos aborrecen; 72 para mostrar misericordia a nuestros antepasados al acordarse de su santo pacto. 73 Así lo juró a Abraham nuestro padre: 74 nos concedió que fuéramos libres del temor al rescatarnos del poder de nuestros enemigos, para que le sirviéramos 75 con santidad y justicia, viviendo en su presencia todos nuestros días. 76 »Y tú, hijito mío, serás llamado profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor para prepararle el camino. 77 Darás a conocer a su pueblo la salvación mediante el perdón de sus pecados, 78 gracias a la entrañable misericordia de nuestro Dios. Así nos visitará desde el cielo el sol naciente, 79 para dar luz a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por la senda de la paz».”

Algunos pensamientos

Me intrigan los verbos usados en este pasaje. Piensa en el contexto y ponte en los zapatos de los queridos amigos que están reunidos alrededor de Elizabeth y Zacarías. Esta anciana, de avanzada edad, milagrosamente acaba de dar a luz a su primer y único hijo.

Todos han estado esperando este momento para regocijarse junto a la pareja. ¡Elisabeth ha sido una novedad durante los últimos nueve meses, habiendo estado embarazada en sus años últimos! Misteriosamente, su esposo ha sido incapaz de hablar durante todo este tiempo. Pasado un tiempo, en lo que debe haber parecido un juego de adivinanzas, todos le hacen una pregunta a Zacarías. Él les pide una tablilla para escribir, la respuesta ¡pero los sorprende porque se le suelta la lengua! Comienza a hablar por primera vez en nueve meses, diciendo. "¡Se llama Juan!". Entonces él mismo hace una canción.

Fíjate en las referencias iniciales de esta canción del viejo sacerdote que se refieren al Mesías en tiempo pasado, como si el nacimiento del Señor Jesús ya hubiera ocurrido (ha redimido, ha enviado; hemos sido rescatados). Hebreos 11:1 dice “La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Estos tiempos verbales demuestran la fe de Zacarías; creyendo en lo que está por venir. El Mesías no está presente. ¡Jesús no nacerá sino hasta dentro de seis meses! Las palabras de Zacarías luego cambian al futuro, refiriéndose a su propio hijo recién nacido. ¿Imaginas la alegría que sintió al decir: “¿Y tú, hijito mío?” En mi caso, habiendo experimentado personalmente la infertilidad durante seis años antes de que nacieran mis dos hijos, no hay mayor alegría que encontramos en esas palabras, “hijo mío [o hija mía].

Tú, pequeño Juan, “serás llamado profeta. Te prepararás. Tú lo dirás”. Eso solo aparece al final de su cántico que el anciano sacerdote pasa al presente: “La luz de la mañana está a punto de brillar sobre nosotros” … ¡en otros seis meses!

Este es un maravilloso ejemplo y modelo de lo que significa tener la fe. Observa lo que hace el ejercicio de la fe y cómo juega con el tiempo. Trata el futuro como pasado (certeza, v. 68-69), el presente como futuro (ciertamente anticipado, v. 76-79) y el pasado como presente (certeza absoluta, v. 71-74). La fe trasciende el tiempo. Al considerar los eventos y preocupaciones de tu vida hoy, deja que el modelo de esa fe de Zacarías te guíe.

Oración

Nuestro Padre omnisciente, que moras en el cielo y que conoces la hora exacta del regreso de nuestro Salvador a la Tierra, concédenos vivir con la expectativa de ese gran día; que las actividades de este día fortalezcan nuestra preparación; que nuestras mentes estén preparadas para ver nuestro entorno como tú lo ves; que este mundo no nos absorba tanto como para hacer del siguiente mundo una fantasía, un sueño, una irrealidad, y que no hagamos de este mundo nuestra única realidad. Establece nuestra espera, nuestra anticipación, sobre la sólida certeza del glorioso regreso del Señor Jesús. Esto oramos en el nombre de Dios Hijo, por los siglos de los siglos. Amén.

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