Primer Domingo de Adviento 30 de Noviembre Manténganse Despiertos
Texto bíblico: Marcos 13:24-37
“4 »Pero en aquellos días, después de esa tribulación, “se oscurecerá el sol y no brillará más la luna;25 las estrellas caerán del cielo y los cuerpos celestes serán sacudidos”. 26 »Verán entonces al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. 27 Y él enviará a sus ángeles para reunir de los cuatro vientos a los elegidos, desde los confines de la tierra hasta los confines del cielo. 28 »Aprendan de la higuera esta lección: Tan pronto como se ponen tiernas sus ramas y brotan sus hojas, ustedes saben que el verano está cerca. 29 Igualmente, cuando vean que suceden estas cosas, sepan que el tiempo está cerca, a las puertas. 30 Les aseguro que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan. 31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán. 32 »Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.33 ¡Estén alerta! Manténganse despiertos porque no saben cuándo llegará ese tiempo. 34 Es como cuando un hombre sale de viaje y deja su casa al cuidado de sus siervos, cada uno con su tarea, y manda al portero que vigile. 35 »Por lo tanto, manténganse despiertos porque no saben cuándo volverá el dueño de la casa, si al atardecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; 36 no sea que venga de repente y los encuentre dormidos. 37 Lo que les digo a ustedes, se lo digo a todos: ¡Manténganse despiertos!”
Algunos pensamientos
La interpretación predominante del Adviento es que se trata de la preparación para el nacimiento de Jesús. Sin embargo, tras leer el pasaje de Adviento mencionado arriba, notemos que no menciona la natividad. El inicio temático del Adviento se centra históricamente en el regreso del Señor (advenimiento) y el fin de los tiempos tal como los conocemos. Hay dos pasajes proféticos en este capítulo trece. Muchos eruditos sostienen que la primera mitad del capítulo se refiere a la destrucción del Templo de Jerusalén en el año 70 d. C. por parte de los romanos. En la última parte del evangelio de Marcos, el Señor Jesús se refiere a su segunda venida, al final de los tiempos. De hecho, Jesús se remonta al libro de Daniel, donde Daniel usa la frase “Hijo del Hombre” para referirse al Mesías que vendría a establecer su reino eterno.
Al hablar con sus discípulos, Cristo usa el título para referirse a sí mismo. En sus palabras, “todos verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes con gran poder y gloria”, las mismas frases de Daniel. Algunos cínicos han criticado las palabras proféticas de Jesús: “Esta generación no pasará antes de que todo esto suceda”. La crítica ha sido que Jesús no dijo la verdad porque todos los discípulos murieron antes de su regreso. Tal pensamiento ignora por completo el contexto y la comprensión de la palabra “generación”. Primero, los discípulos presenciaron la destrucción del Templo. En un sentido más amplio, “generación” puede referirse a la existencia del pueblo judío y de toda la raza humana, o puede referirse a la generación de personas vivas cuando Jesús regrese. La esencia de este pasaje es la gran verdad de lo que Cristo dijo: “no pasarán”. Su regreso es algo seguro, absolutamente. Tal como leemos, solo el Padre sabe cuándo ocurrirá. El Advenimiento se trata de estar preparados para ese momento del fin del mundo. Porque sin duda sucederá. Y tú, no te atores con el tema del día o de la hora cuando eso ocurrirá, a costa de perder de vista el panorama general. Todo lo que ves hoy es temporal, pero no tú: tú eres inmortal. Dios se aseguró de que esto así sea.
Oración
Señor Jesucristo, en un mundo fascinado con el fin de los tiempos, concédenos a nosotros, tus hijos, que nunca perdamos de vista la realidad de Tu regreso. Sin duda vendrás a juzgar a un mundo que ha rechazado en gran medida Tu gobierno. Estamos rodeados de almas que viven en un desierto árido y estéril, inconscientes de Tu Reino venidero. ¡Ayúdanos a vivir siempre con la esperanza de Tu reino venidero, aferrados a esta vida con una profunda conciencia de la cercanía de la eternidad. Oramos por estas cosas por Jesucristo, nuestro Emmanuel. Amén.